Es por todo ello que la aplicación de nuevas técnicas de comunicación o disciplinas que nos ayuden a mejorar ese proceso comunicativo, siempre son bien vistas en la empresa. Una de ellas es la Programación Neurolingüística, o como se conoce habitualmente por sus siglas PNL. La misma, surge en el año 1972 derivada de un estudio llevado a cabo en la Universidad de Santa Cruz, California, de la mano de Richard Bandler y John Grinder, que investigaron las diferencias entre una comunicación normal y una exitosa.
A mi me gusta definirla como “la programación y organización de las experiencias sensoriales que vivimos, teniendo en cuenta que toda experiencia resulta de procesar neurológicamente las sensaciones internas y externas que percibimos, expresando estos procesos neurológicos mediante el lenguaje verbal”.
Si bien es cierto que el origen de la Programación Neurolinguistica está en la psicoterapia y la pedagogía, desde los años 90 su uso se haya ido extrapolando a todo tipo de actividades, donde ofrece mejoras sustanciales en los procesos de comunicación.
La noción “Programación Neurolingüística” está englobada por tres conceptos diferenciados:
- Programación: Este concepto hace referencia al modo en que nuestro cerebro desarrolla la capacidad de planificar nuestros pensamientos y en consecuencia nuestro comportamiento.
- Neuro: Este concepto hace referencia a los distintos procesos de carácter neurológico que tienen lugar en nuestro cerebro en relación con los distintos sentidos (visión, oído, gusto, tacto y olfato) cuando los empleamos para procesar tanto los pensamientos de carácter interno como para interactuar con nuestro entorno.
- Lingüística: Este concepto hace referencia al uso del lenguaje en el proceso de comunicación que establecemos tanto a nivel social como con nosotros mismos para poder organizar nuestros pensamientos.
Estamos pues, en disposición de afirmar que la Programación Neurolingüística es un conjunto de capacidades desarrolladas por nuestro ser que nos ayudan a llevar a cabo un uso más eficiente de nuestros recursos, talentos y competencias, aumentando nuestro grado de autoestima y mejorando así nuestras relaciones sociales.
Con la PNL aprendemos a mejorar nuestro proceso de comunicación guiándolo hacia el objetivo que hemos establecido previamente. Nos enseña a escuchar lo que dice el otro, pero también a leer su lenguaje no verbal, lo que nos permite adaptar nuestra respuesta y dar la más apropiada.
Beneficios de la Programación Neurolingüistica
Como ves, la Programación Neurolingüística nos lleva de la mano para que podamos comprender mejor al interlocutor que tenemos delante y reconducir nuestro propio lenguaje verbal y corporal para expresar nuestras intenciones y pensamientos de forma más efectiva, consiguiendo así una comunicación más eficaz. Pero esta disciplina nos aporta más beneficios adicionales a esta mejora del proceso de comunicación, así:
Autoconocimiento
Ya has podido intuir que a través de la PNL lenguaje, pensamiento y conocimientos están conectados. ¿Pero crees que somos conscientes de cómo nos comportamos? Obviamente sí, pensamos, nos comportamos y nos comunicamos en base a ese pensamiento o idea inicial. Pero o siempre somos conscientes de todos nuestros gestos, los movimientos de nuestros ojos, el tono de voz que utilizamos o incluso cómo respiramos, y todo ello puede influir en la persona con quien nos estamos comunicando.
La PNL nos ayuda a conocernos un poco más, ahondar en ese proceso de autoconocimiento y ser conscientes de estos aspectos en muchas más ocasiones. Si nos conocemos mejor seremos capaces de comunicarnos mejor con los demás y con nosotros mismos, alcanzando objetivos personales a los que antes no éramos capaces de llegar.
Gestión de emociones
La Programación Neurolingüística nos ofrece la posibilidad de analizar lo que pensamos, sentimos y actuamos de acuerdo con nuestro “mapa de la realidad”. Pues bien, todos esos pensamientos y comportamientos implican sensaciones y emociones que harán que estemos actuando de forma positiva o negativa en nuestro día a día, alcanzado nuestros objetivos de forma exitosa y la tan ansiada felicidad.
La PNL nos permite gestionar estas emociones y nos facilita herramientas que nos permiten cambiar y mejorar nuestros procesos en todos los aspectos e nuestra vida personal y profesional.
Aumento de la creatividad
Cuando hablamos de creatividad todos pensamos en la sensibilidad artística, pero la creatividad no se reduce sólo a eso. La creatividad es necesaria para llevar cualquier tipo de actividad a la práctica y todo ser humano posee esta habilidad en mayor o menor medida, pero todos, sin excepción, somos creativos en uno u otro aspecto de nuestras vidas.
Ese pensamiento negativo sobre la falta de creatividad hace que muchas veces sintamos frustración o temor al fracaso, pues muchas veces cuando nos expresamos de forma creativa nosotros mismos nos paralizamos y hacemos desaparecer esa sensación de capacidad. Ahí, justo en ese momento, es donde la PNL se presenta para poder ayudarnos a cambiar el diálogo con nosotros mismos y permitir que nos expresemos sin limitaciones.
Motivación
La motivación es algo muy personal, pues lo que motiva a una persona a conseguir un objetivo a lo mejor a ti no te motiva en absoluto. Nos referimos a la motivación intrínseca, propia de cada uno de nosotros, que es ese impulso interno que nos ayuda a auto-superarnos y a alcanzar esas metas de las que hablábamos antes. La PNL a través del autoconocimiento y ayudándonos a controlar nuestras emociones hace que mantengamos los mensajes y actitudes positivos con nosotros mismos para lograrlo.
Enfoque a objetivos
Cuando utilizamos la PNL en nuestro día a día conseguimos aumentar la confianza en uno mismo y mejorar la capacidad de conexión con los que nos rodean. Esto nos ayudará a alcanzar los objetivos que nos propongamos, pero para que ello sea posible estos objetivos deben:
- Ser específicos, de forma que tengamos claros todos sus aspectos (cuándo, dónde, con quién y cómo se van a llevar a cabo).
- Ser convenientes y adecuados para nosotros y el entorno que nos rodea.
- Estar fijados en positivo, es decir, debemos saber qué es aquello que queremos conseguir, que no es lo mismo que saber qué es aquello que no queremos conseguir.
- Ser revisables, comprobables y constatables, de forma que nosotros seamos conscientes de que lo estamos llevando a cabo y alcanzándolo.
- Ser sensatos, consecuentes y responsables.
- Estar supeditados a nosotros mismos, es decir, debemos definirlos de forma que las acciones que lleves a cabo para alcanzarlo dependan de ti y estén a tu alcance.