El proceso de limpieza
La limpieza es la eliminación de la suciedad depositada en las superficies inertes, la cual constituye un soporte nutritivo y físico para los microorganismos. Para eliminar la suciedad combinamos diferentes factores: la acción mecánica, la temperatura, el tiempo y la acción química aportada por productos como los detergentes.
De forma general, para el proceso de limpieza usamos agua y un jabón o detergente y realizamos un lavado o cepillado. La limpieza deja las superficies libres de suciedad, pero una superficie limpia puede contener microorganismos perjudiciales para la salud.
¿Qué productos químicos usamos para limpiar?
Los productos de limpieza son jabones y detergentes, que son sustancias surfactantes que actúan disminuyendo la tensión superficial del agua, permitiendo la suspensión de grasas y aceites en agua. Según el pH que tengan los detergentes, se pueden clasificar en alcalinos, neutros o ácidos.
- Los detergentes alcalinos son los más adecuados a la hora de emulsionar y retirar materia orgánica como grasa, sangre, restos de heces, etc.
- Los neutros son aquellos que se suelen emplear en la higiene personal, como los jabones de manos, champús, etc.
- Los ácidos están más indicados para eliminar los restos de cal u óxido.
A los jabones y detergentes se les pueden añadir otras sustancias (coadyuvantes) para mejorar sus propiedades de limpieza e higienización:
- Sustancias alcalinas (como el amoníaco y la sosa): se usan para eliminar aceites y grasas porque ayudan a la actividad surfactante.
- Sustancias básicas (como los fosfatos): útiles para lavar en aguas ricas en minerales (duras), ya que “ablandan” el agua.
- Inhibidores de corrosión (como los silicatos de aluminio): forman una capa protectora frente al óxido en materiales de aluminio.
- Biocidas (como el hipoclorito de sodio (“lejía”) o el peróxido de hidrógeno): pueden matar microorganismos como bacterias, virus y hongos.
- Enzimas: son moléculas proteicas, cada una con una función específica. Ejemplo: las lipasas eliminan grasas.
- Neutralizantes (como el ácido cítrico y el ácido fosfórico): se usan con detergentes alcalinos para prevenir residuos sobre los materiales.
La desinfección
La desinfección es un proceso encaminado a la eliminación de los microorganismos de los objetos y superficies, lo que se consigue alterando su metabolismo o estructura para impedir su transmisión en el ambiente.
Los desinfectantes químicos destruyen completamente todos los microorganismos listados en su etiqueta. Los desinfectantes deben reducir el nivel de bacterias patógenas en un 99,999% cuando lo dejamos actuar durante un período de tiempo entre 5-10 minutos.
Los productos desinfectantes deben estar debidamente registrados según el marco legislativo marco legislativo europeo y estatal, estando regulados por el Reglamento Nº 528/2012 sobre biocidas y en el Real Decreto 3349/1983, de 30 de noviembre. Además, cada producto desinfectante tendrá un registro biocida o plaguicida establecido por el Ministerio de Sanidad, que es quien determina la seguridad y eficacia de estos productos.
Los desinfectantes no siempre pueden eliminar las esporas bacterianas y fúngicas, por lo que en entornos como el hospitalario la desinfección no es suficiente, siendo necesario el proceso denominado esterilización, que sí elimina por completo todas las formas de los microorganismos (incluidas las esporas).
La limpieza y desinfección de utensilios y superficies es fundamental para evitar infecciones, especialmente en áreas y sectores como la industria alimentaria, los centros sanitarios, los laboratorios, las cocinas o los baños. Para llevar a cabo la desinfección de superficies, se emplean productos desinfectantes de eficacia demostrada, que deben estar debidamente registrados según el marco legislativo que regula este tipo de productos.
Diferencias entre desinfección e higienización:
La higienización es aquella acción que reduce el número de patógenos hasta niveles aceptables para la salud pública. El proceso puede realizarse sobre diferentes superficies: habitaciones, alimentos, ropa,... y mediante distintos procedimientos: agentes químicos, tratamientos térmicos, etc. Algunos higienizantes comunes son las soluciones de lejía y alcohol.
La higienización implica la reducción de los patógenos, pero no la eliminación total de los mismos. Los productos higienizantes reducen la carga bacteriana hasta niveles óptimos y seguros para la salud pública, por lo que la higienización es particularmente importante en el sector alimentación, en la restauración y en la limpieza de zonas públicas, empresas, etc. Para ejercer su función, los productos higienizantes incorporan habitualmente en su composición una o varias sustancias activas desinfectantes, pero no están regulados por ningún marco normativo.
¿Cuáles son los agentes desinfectantes más utilizados?
Los desinfectantes sanitarios están compuestos habitualmente por hipoclorito sódico, alcoholes, amonios cuaternarios, u oxidantes, entre otros.
- Hipoclorito sódico: Comúnmente se conoce como lejía. Es el desinfectante sanitario universal y el desinfectante clorado más usado. Actúa mediante la oxidación de las proteínas y acaba destruyendo la actividad celular. Se recomienda su uso para eliminar restos de sangre, orina u otros fluidos corporales. Su uso es limitado sobre plásticos y metales ya que, puede alterar las superficies.
- Alcoholes (como el etílico y el isopropílico): Su acción sobre los microorganismo es deshidratante y desnaturalizante de proteínas. Su nivel de desinfección no es elevado.
- Amonios cuaternarios: Los amonios cuaternarios actúan mediante la desnaturalización de proteínas, la inactivación de las enzimas y la destrucción de la membrana celular. Su principal ventaja es que son desinfectantes de baja toxicidad, aunque, en ocasiones, pueden asociarse también a casos de asma o irritación en los ojos.
- Oxidantes (ejemplo: ácido peracético) actúan oxidando la membrana celular mediante la transferencia de electrones. Son considerados desinfectantes de alto nivel, tienen baja toxicidad pero son muy irritantes
Cosas importantes a tener en cuenta cuando usamos desinfectantes y/o higienizantes:
- Durante los procesos de desinfección e higienización deben cumplirse rigurosamente las recomendaciones de los fabricantes de los productos utilizados.
- Nunca debemos mezclar desinfectantes, ya que pueden ser incompatibles. Ejemplos:
- Cloro y amoníaco: su mezcla produce un gas llamado cloramina que es altamente tóxico y que produce ácido clorhídrico al entrar en contacto con las mucosas del cuerpo. Su inhalación puede causar tos, asma u otros problemas respiratorios, además de ardor en los ojos y quemaduras en la piel.
- Cloro y alcohol: en cualquiera de sus formas produce cloroformo y ácido clorhídrico, ambos muy tóxicos. Puede causar daños en los ojos y piel, además de efectos en órganos como pulmones, riñones, hígado y el sistema nervioso. El cloroformo puede causar pérdida del conocimiento, mareos y la muerte en casos extremos.
- Cloro y vinagre: la mezcla de cloro con ácidos genera gases que pueden provocar quemaduras graves en los ojos y vías respiratorias. Al estar en contacto con mucosas del cuerpo, puede destruir membranas, causar heridas o quemaduras químicas graves.
- Vinagre y bicarbonato: Esta combinación se puede usar para quitar manchas en la alfombras, blanquear ropa o quitar la suciedad de la vitrocerámica, pero no debe mezclarse en un recipiente cerrado, ya que podría provocar una explosión.
- Vinagre y agua oxigenada: Produce ácido peracético, que causa irritación en la piel, ojos y sistema respiratorio. Una exposición prolongada puede generar un daño permanente en los pulmones.
- Los profesionales de la limpieza deben estar bien formados en:
- Qué productos químicos deben diluirse y la forma correcta de hacer las diluciones.
- El uso adecuado de los productos de limpieza, así como de su almacenamiento, consultando el etiquetado de los productos para almacenarlos en los lugares y en las condiciones adecuadas.
- Saber actuar ante emergencias y derrames de productos químicos.
- El uso del equipo de protección adecuado, etc.
En definitiva, realizar los procesos que implican una correcta limpieza, higienización y desinfección supone todo un reto y la necesidad de estar formados en los aspectos técnicos que relacionan productos y técnicas. Si quieres mejorar tu capacidad profesional en este ámbito, estamos de tu lado, impartiendo formación gratuita en Nuevas técnicas de limpieza y desinfección.