¿Quién eres?
¿Qué quieres?
¿Qué es para ti una vida feliz y plena? ¿Se trata de una cuestión de sueldo y de flexibilidad laboral? ¿Tienes una vocación que te gustaría convertir en profesión?
Cuando pienses en tus objetivos, considera no sólo una posición determinada en una organización o una meta económica, piensa también en tus intereses profesionales, tu carrera a largo plazo, las responsabilidades, funciones que quisieras desarrollar y aspectos como la ubicación de la oficina, rutina, valores, visión, objetivos, estructura, cultura, viajes, sueldo, beneficios adicionales, estatus, valores y cultura organizacional, manejo de personas, contacto con clientes, estilo… Identificar cuáles son los más importantes para ti es el primer paso para establecer una búsqueda con sentido, alineando nuestras preferencias laborales con nuestras expectativas vitales.
- Para ello es importante hacer un verdadero ejercicio de autoconocimiento. La manera en que cada uno de nosotros percibe la realidad y se enfrenta a ella es única. Parece una obviedad, pero en muchos casos, no hemos reflexionado lo suficiente acerca de nosotros mismos y sobre qué es lo que queremos. Esto nos impide ver nuestra situación con perspectiva. Lo que debemos re-plantearnos es qué necesitamos y qué deseamos para nosotros mismos en un momento determinado, cuáles son nuestros objetivos personales a grandes rasgos. Este ejercicio nos ayudará a otorgarle un valor relativo a factores tangibles e intangibles y por tanto a situar nuestras preferencias laborales.
- Analiza tu recorrido laboral y/o formativo y determina los factores que te han motivado para desarrollar tus proyectos o desviarte de ciertos objetivos o metas. Esto te ayudará a establecer ciertos filtros.
- Algunos afirman que lo primero que hay que hacer es tener en cuenta el posicionamiento laboral, es decir qué podemos ofrecer como trabajador al mercado laboral y por qué nos deben contratar; sin embargo, creo que es igual de importante plantearlo al revés: qué pueden ofrecerme a mí como trabajador.
Cuando nuestros deseos y necesidades se alinean, entendemos que los objetivos hacia un trabajo ideal han sido cumplidos.
¿Conoces el mercado?
¿Sé lo que quiero hacer, pero no sé dónde o qué salidas laborales tiene? ¿Qué buscan las organizaciones que me interesan?
- Es interesante navegar por portales de búsqueda de empleo para examinar qué tipos de puestos se están ofreciendo y qué características debe tener una persona que aspira a ellos.
- Otro aspecto fundamental es tener en cuenta las relaciones con ex compañeros, ex jefes, compañeros actuales, clientes, proveedores, maestros, familia, amigos y otros referentes. Sus consejos o estudiar los pasos que han seguido para llegar a ocupar un puesto que nosotros consideremos ideal puede ayudarnos a abrir nuestro espectro de posibilidades.
¿Tengo las herramientas necesarias?
Una vez situado un mapa de objetivos posibles alineados con nuestras necesidades y deseos, hay que plantearse... ¿Debo seguir formándome? ¿Qué tipo de formación es la que necesito? ¿Diversificación o especialización? Es importante estar bien formado, que no es lo mismo que sobre-cualificado.
- Es importante ser capaz de establecerse metas a corto, medio y largo plazo, y de establecer un plan de acción partiendo de la situación actual. Este plan nos ayudará a considerar todas las opciones posibles y a ser conscientes de qué herramientas tengo, cuáles debo conseguir para conseguir esos objetivos, en cuánto tiempo... Hay que plantearse planes concretos, para poder hacerlos reales. También hay que ser conscientes de que esas metas no son estados permanentes, así que es importante establecer un plan de revisión y de reajuste de esos objetivos. Cambiar la perspectiva asumida puede ser uno de los actos más enriquecedores en nuestro crecimiento personal y profesional.
- No hay que rebajar las expectativas por la dificultad de alcanzar un objetivo, por miedo al fracaso. Al contrario, darnos cuenta de una falta en nuestro proyecto de vida no es un error que haga que ese proyecto tenga que desecharse, sino que debe ser nuestra fortaleza, nuestra manera de encontrar la ruta más apropiada. Ser audaz y trabajar en proyectos con riesgo evita acomodarse, desbloquea el potencial de nuestras ideas y nos empuja a mejorar.
- Por supuesto, no podemos olvidarnos de la autodisciplina. Es curioso lo difícil que es ser fiel a lo que uno mismo desea de su yo futuro.
A modo de colofón, esta charla TED de Eduardo Briceño sobre Cómo mejorar en lo que realmente nos importa nos cuestionará si estamos en un momento de aprendizaje o exploración o si estamos en un momento de ejecución. Muy interesante.