La captación de leads de calidad es una de las principales aspiraciones de las compañías en la actualidad. Se trata de recopilar la información de personas que, primero, se han sentido atraídas por lo que la marca les ofrece y, además, pueden estar interesadas en adquirir sus productos.
Una base de datos de clientes potenciales es un tesoro. Permite contar con información demográfica, establecer un rango de edad y conocer otros datos que ayudan a configurar un perfil del cliente ideal de la marca, o lo que es lo mismo: su Buyer Persona. Una vez que se ha logrado este objetivo, comienza la parte más delicada del viaje del cliente con la marca: ¿Cómo tratar y proteger los datos que ha ofrecido a la empresa?
Las políticas de privacidad y las leyes de protección de datos se crearon con el fin de proteger dichos datos y garantizar la seguridad del cliente. Las empresas se relacionan en distintos canales con sus clientes y en todos ellos deben conocer la existencia y funcionamiento de dichas normativas. La rápida expansión de las nuevas tecnologías ha provocado que no todas las empresas hayan podido adaptarse a la digitalización necesaria para tratar los datos.
En este punto, la formación en conceptos como Business Intelligence resulta indispensable, ya que permite desarrollar un aprendizaje basado en Datawarehouse y comprender otros conceptos como la metodología Datamarting y las herramientas de SQL server que permiten una integración efectiva de los servicios.
La formación continua es un valor tanto para el trabajador que la recibe como para la empresa en la que la desarrolla. Aunque a priori puedan resultar chocantes tantos términos desconocidos, un itinerario formativo adecuado, permitirá entender el comportamiento de los datos ofrecidos por los usuarios, así cómo garantizar su privacidad mediante un tratamiento adecuado de los mismos.
Este proceso, denominado data mining, o minería de datos, permite a los trabajadores ampliar sus conocimientos en la gestión de herramientas de inteligencia de datos aplicada al ámbito empresarial. De esta forma, contará con las aptitudes necesarias para transformar dichos datos en información de utilidad y optimizar tanto los procesos de toma de decisiones como la consecución de objetivos.
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Practicar la escucha activa
Un proceso que se lleva a cabo, normalmente en las redes sociales (Social Listening) se trata de establecer protocolos de seguimiento, monitorización y supervisión de los perfiles de la empresa en redes sociales y de todos aquellos aspectos que puedan afectar a su reputación de marca.
Actuar de manera proactiva y no pasiva, permite identificar las necesidades del cliente, realizar un mapa de situación de la empresa, descubriendo nuevos nichos de mercado y oportunidades de negocio y conocer el estado de la competencia. Además, permite a la marca, anticiparse a las preguntas del cliente, lo que mejora la atención y soporte que le ofrece.
Empezar acciones a nivel interno
El primer objetivo de la empresa debe ser que sus trabajadores desarrollen su actividad en un entorno seguro. El teletrabajo ha añadido nuevos retos a la ciberseguridad que implican el conocimiento de las amenazas y debilidades que las plataformas de datos pueden sufrir al acceder desde dispositivos ajenos a la empresa.
Para evitar problemas, es importante que los empleados sepan cómo funciona el tratamiento de datos en su propia compañía y que puedan listar los métodos de acceso remoto que usan para tenerlos controlados. Un trabajo conjunto con el departamento informático, permitirá identificar las principales debilidades y establecer un plan que permita garantizar la seguridad en el acceso remoto.
Recopilar evidencias
Tanto si ya han existido casos de filtraciones de datos como si está todo controlado, es fundamental contar con un Plan de Acción que recoja un protocolo sobre el uso seguro de las nuevas tecnologías en las empresas, ya sean marcas consolidadas o microempresas. Así como desarrollar acciones ajustadas a cada canal de trabajo y acceso a los datos: móviles, redes wifi, CRM y todos aquellos lugares en los que sea necesaria una relación segura con los stakeholders de la empresa. Principalmente, sus proveedores y clientes.
Anticiparse a los problemas
Planificar la seguridad informática en la empresa ayuda a identificar los tipos de atacantes más comunes y sus motivaciones, además de definir cómo actúan y las mejores técnicas para evitar que puedan acceder a la información de la empresa. Los especialistas en informática y ciberseguridad, deben ser los que se encarguen de diseñar e implementar las distintas políticas de seguridad en la red mediante el uso de tecnologías criptográficas y de encriptación.
Diseñar un Plan de Contingencia
Con todos los datos de análisis previos y la formación en Business Intelligence y ciberseguridad, empleados y responsables, deben elaborar un procedimiento ante posibles amenazas que afecten a la reputación y prosperidad de la empresa.
Un Plan de Contingencia tiene como principal finalidad la continuación del negocio o establecer cómo actuar cuando ocurren situaciones extraordinarias y/o en las que existe algún tipo de riesgo. Además de contemplar todos los recursos con los que se cuentan para hacer frente a estas situaciones, es fundamental definir claramente las responsabilidades que tendrá cada miembro del equipo.
Cuidar y proteger la seguridad de los datos es responsabilidad de la directiva de la empresa, pero hay muchos agentes internos implicados que pueden aportar su visión y conocimientos para mejorar la ciberseguridad. También es importante cuidar la privacidad de las conversaciones e intercambio de datos y archivos que se llevan a cabo en las redes sociales y que normalmente lleva a cabo el Community Manager.