Curiosamente este enfoque imperativo de la motivación es diametralmente opuesto a los principios del Coaching y no suele tener unos resultados extraordinarios ni duraderos.
Para ayudar a aclarar en qué consiste realmente, vamos a hablar acerca de sus principios. Tenedlos en cuenta si queréis convertiros en un buen leader coach y ayudar a vuestro equipo a alcanzar su potencial.
Introducción a los principios de Coaching.
Antes de empezar a hablar sobre los principios conviene aclarar ciertos términos para que no resulten confusos:
- El coach es el profesional del coaching. Es el que controla la sesión y su objetivo es ayudar al coachee.
- El coachee o cliente es el que se beneficia de la sesión. La conversación gira en torno a él. Idealmente terminará la sesión mejor preparado para afrontar los obstáculos de la vida personal que al empezar.
Aclarados estos dos términos veamos cuales son los principios de Coaching.
1º Se basa en el lenguaje y el poder transformador de la conversación.
Parte de la premisa de que las personas son seres lingüísticos que se crean a sí mismos a través del lenguaje. Dicho de una forma más sencilla: Al pensar es como si habláramos dentro de nuestra mente, damos forma a nuestros pensamientos con palabras.
Al mismo tiempo, cuando hablamos con los demás, nuestras palabras forman pensamientos dentro de su mente. El lenguaje tiene un gran impacto en cómo nos percibimos a nosotros mismos.
Lo bueno de esto es que si somos conscientes de este fenómeno podemos aprovecharlo. Una misma situación se puede percibir de forma diferente según el lenguaje que usemos para describirla. El ejemplo más sencillo sería: “El vaso todavía está medio lleno” frente a “el vaso ya está medio vacío”. En ambos casos la situación es la misma, pero nuestra percepción es distinta, y esto afectará a nuestra forma de afrontar la situación.
De entre los principios de Coaching este es en el que se fundamentan todos los demás. Porque aunque parezca sencillo tiene consecuencias sorprendentes que el coach puede utilizar para ayudar al coachee, como pone de manifiesto el siguiente punto.
2º El coach es un espejo que permite al coachee descubrirse a sí mismo.
Este es otro de los principios más importantes. El objetivo del coach no es decirle al coachee lo que tiene que hacer sino que este lo descubra por sí mismo. El coach no da consejo, no tiene que ser un experto en la materia, sólo tiene que ayudar al coachee a cambiar su punto de vista.
Cuando un coachee pide ayuda a un coach suele ser porque se siente bloqueado, porque hay algo que quiere hacer y no hace, o por algún problema de ese tipo.
Lo primero que debe hacer el coach es ayudar al coachee a identificar qué es lo que quiere cambiar. Normalmente con preguntas del tipo: “¿Para qué quieres que te sirva esta sesión?” o “¿Qué quieres conseguir?”.
Al hacer estas preguntas el coach está obligando al coachee a pensar en una respuesta. Es decir, para que la conversación continúe, el coachee tiene que pensar en cómo expresar la respuesta a esas preguntas, y por tanto pensar en cuál es su objetivo y como lo definiría.
Este es sólo el primer paso, pero el sistema de hacer preguntas es aplicable a todo el proceso. Un buen coach sabe cuando hacer cada pregunta y cómo formular cada pregunta para que el coachee se vea obligado a reflexionar sobre su situación desde distintos puntos de vista.
Para facilitar la comunicación el coach también debe adoptar el lenguaje del coachee, utilizar sus mismas expresiones y repasar lo dicho anteriormente para que el coachee se vea obligado a reflexionar sobre lo que dice.
Al final el coachee acabará encontrando una perspectiva en la que no vea ningún obstáculo insalvable entre él y su objetivo. Esta idea puede quedar más clara con los siguientes fundamentos.
3º El Coaching trata las auto-creencias negativas.
Muchas veces el coachee está convencido de algo. Durante la conversación el coach debe observar y anotar las convicciones del coachee, pero no debe juzgarlas ni actuar sobre ellas. Una vez el coachee haya conseguido expresar un objetivo el coach puede pasar a indagar sobre las convicciones que le impidan alcanzarlo.
Siguiendo los fundamentos comentados, el coach hace preguntas y repite las convicciones expresadas por el coachee, rara vez aportará alguna opinión y si lo hace dejará claro que es sólo una observación sobre lo que el coachee ha dicho antes.
De esta forma el coachee se ve obligado a justificar su convicción, y por lo tanto a analizarla y ponerla en tela de juicio. Tras las preguntas adecuadas, el coachee podrá descubrir si esa convicción le ayuda o no a alcanzar su objetivo. En consecuencia, si de verdad quiere alcanzar su objetivo, el propio coachee decidirá abandonar las convicciones que le estén limitando.
4º El Coaching se plantea de cara al futuro y no de cara al pasado.
Sus fundamentos son distintos a los de la terapia. Parte de la base de que las personas están completas y sólo necesitan un cambio de perspectiva para superar sus problemas.
El coach no indaga sobre los orígenes de las convicciones negativas, no pregunta “¿por qué crees eso?” o “¿Cómo has llegado a esa conclusión?”. Nunca se opone abiertamente al coachee.
Esto supone una limitación para todo el proceso si el coachee padece un problema subyacente grave o crónico. En estos casos el Coach debe ser capaz de reconocerlo y derivar al coachee a un especialista. El objetivo no es tratar trastornos, su función es ayudar a las personas a alcanzar su potencial.
5º El Coaching está centrado en “el plan de acción y el ser”.
Este es el último de los fundamentos de los que trataremos en este post. El objetivo final del proceso es que el coachee adquiera el compromiso de alcanzar su objetivo.
Para favorecer esto, las preguntas y observaciones del coach deben centrarse en las acciones y el ser. Por ejemplo haciendo que el coachee imagine escenarios que le hagan cambiar de perspectiva:
- “Imagina que eres la persona más segura de sí misma del mundo, ¿Qué harías en la situación en la que te encuentras?”
- “¿Qué diferencia hay entre tu yo seguro de sí mismo y tu yo al principio de la sesión?”
- “¿Qué puedes hacer para ser más parecido a tu yo seguro de sí mismo?”
- “¿Es algo que puedes hacer?”
- “¿Lo harás después de esta sesión?”
El coach profesional hace que el coachee se centre en su forma de ser y de actuar. Todo el mundo puede cambiar con la motivación adecuada.
Una vez que hemos hablado de los principios aplicados, hay que distinguir entre los tipos de coaching. La principal distinción será entre coach personal y coach Ejecutivo. Siguiendo las enseñanzas de la escuela europea de coaching, la clave de la distinción está en la aplicación profesional de sus procesos. En un primer tipo el objetivo es mejorar como persona y desarrollar las metas personales que se hayan trabajado entre coach y cliente. En el segundo caso el desarrollo en el mercado laboral y de los aspectos profesionales marcarán las sesiones. Es habitual que este segundo caso la figura del cliente no sea la misma que la de coachee, pues es habitual que las grandes corporaciones contraten los servicios de un coach y los apliquen a mejorar el desempeño de sus directivos. Aquí el coach ejecutivo toma su máximo significado.
Ahora que conocéis estos fundamentos entenderéis la diferencia que hay entre esta técnica y los slogans motivacionales genéricos. Esta disciplina no es la única herramienta para mejorar la productividad laboral, pero a lo largo de los años ha demostrado que sus resultados son prometedores.
Dicho esto, hay que ser consciente de que unos pocos fundamentos, no son suficientes para practicar de forma efectiva y responsable esta técnica. Si os interesa mejorar personal y profesionalmente las habilidades directivas y de gestión de equipos mediante esta disciplina tenéis a vuestra disposición este curso de introducción a los principales fundamentos del Coaching. Según sus principios ser un leader coach está al alcance de todo el mundo.