- Partamos de lo más importante. ¿Qué debemos entender por “Inteligencia Emocional”?
A grandes rasgos, la Inteligencia Emocional (IE) se define como un constructo que nos ayuda a comprender y manejar nuestras propias emociones y las de los demás con versatilidad.
- ¿Por qué es cada vez más importante en nuestras vidas?
Creo que siempre lo ha sido, aunque sí es cierto que, con los nuevos paradigmas sociales y culturales, el poder de lo inmediato, el individualismo, el culto al ego, etc., los problemas se han hecho más evidentes. Trabajar la Inteligencia Emocional es una solución estratégica para afrontarlos.
- ¿Existe alguna relación entre la edad y la inteligencia emocional?
Desde luego. Aprendemos a lidiar con las emociones a medida que crecemos y afrontamos nuevas situaciones. De hecho, la edad es un factor clave por la experiencia acumulada, pero siempre hay posibilidad de mejora. Tomarse tiempo para reflexionar, analizar patrones de comportamiento y establecer estrategias de gestión emocional de forma consciente nos permite vivir mejor, independientemente de la edad.
- ¿Cómo afecta el desarrollo de la inteligencia emocional a la hora de tomar decisiones en el entorno escolar?
Afecta mucho y requiere dedicación, pero es por un buen motivo. En la escuela, al igual que en casa, tenemos muchas oportunidades, solamente hay que prestar atención.
Por ejemplo, en nuestro colegio ponemos el foco en educar tratando de fomentar la responsabilidad. Este es uno de los valores clave a la hora de desarrollar la Inteligencia Emocional. Personalmente creo que, a través del compromiso con uno mismo, de la aceptación de los propios errores y de la voluntad por repararlos aprendemos a enfrentar las consecuencias de nuestros actos y, en definitiva, nuestras emociones, que es lo más difícil.
El papel del buen educador es llevar al estudiante a ese punto, al momento en el que entiende que debe comprometerse consigo mismo y hacerse responsable de sus acciones, de las consecuencias y las emociones que implican y, finalmente, de tomar las decisiones correctas, aunque les pese. De otra forma optamos por el recurso fácil, que son las estrategias de evitación, lo cual implica habitualmente más problemas.
"El equilibrio está en relativizar un poco las cosas".
- ¿Es importante que la inteligencia emocional se desenvuelva a edades tempranas?
Es realmente importante. Cuando los niños comienzan a desarrollar habilidades emocionales básicas aprenden a prestar atención a sus propias emociones, a las de los otros y a los estados fisiológicos y cognitivos que se les asocian. Esto puede ser de gran ayuda a la hora de evitar futuros problemas de comportamiento como ataques de ira, peleas o falta de empatía en años siguientes.
La percepción emocional es una de las habilidades básicas en todo proceso de comunicación humano y la primera fase para el desarrollo de nuestra competencia emocional. Resulta determinante en todas nuestras interacciones y la infancia es un momento ideal para comenzar a trabajarla.
- ¿Cómo pueden los profesores ayudar a mejorar la Inteligencia Emocional de sus alumnos?
Hay una gran cantidad de recursos disponibles para ello, algunos basados en la identificación y expresión de emociones, otros en su regulación, etc. Pero creo que antes de aplicar alguna dinámica en clase lo mejor es comenzar por investigar sobre las bases. Quizás descubriendo el papel que juegan las emociones en nuestros procesos mentales podemos comenzar a formularnos preguntas interesantes como: ¿es verdad que todas las decisiones que tomamos están basadas en emociones? ¿O que si no sintiésemos emociones tampoco podríamos decidir?
Este tipo de cuestiones pueden servir para comprender el mundo emocional y la importancia de contar con habilidades al respecto. Hay un libro de Antonio Damasio, “El error de Descartes”, que trata sobre ello. Es un excelente punto de partida.
Damasio es un neurocientífico portugués, premio Príncipe de Asturias a la Investigación Científica, que demostró algunos procesos cerebrales relacionados con las emociones sumamente trascendentales. Su obra es muy interesante. A través de ella y completando con alguna otra fuente podemos entender y plantear mucho mejor las sesiones con los estudiantes.
- ¿Qué determina la inteligencia emocional de una persona?
Siendo estrictos y siguiendo el modelo original de la teoría de la Inteligencia Emocional elaborada por Mayer & Salovey, existen cuatro habilidades básicas:
- La habilidad para percibir y expresar las emociones propias y las de los demás.
- La capacidad de utilizar las emociones y sentimientos para mejorar la atención y dar forma al pensamiento.
- La destreza para integrar lo que siente dentro de su marco de comprensión emocional.
- La capacidad de regular sus propias emociones y las de los demás.
- Cuanta mayor inteligencia emocional, más aceptación y empatía y, por lo tanto, menos acoso escolar, por ejemplo. ¿Cabría esa posibilidad?
Este es un muy buen punto de vista, el que nos gusta manejar a los educadores, pero la Inteligencia Emocional como tal no entiende de valencias positivas o negativas.
Si Juan agrede verbalmente a sus compañeros y en el proceso demuestra un gran dominio de sus emociones y de las de sus contrincantes, definitivamente tiene un buen nivel de Inteligencia Emocional.
Por otra parte, si David ayuda a Luis en el manejo de sus emociones porque es blanco habitual de burlas y le ayuda a superarlas, también.
La Inteligencia Emocional funciona como un arma para enfrentarnos a la vida. El uso que hagamos de ella depende de nuestros valores.
"Las emociones son la clave del razonamiento".
- Dijo el emperador Marco Aurelio en su día que “la vida de un hombre es lo que sus pensamientos hacen de ella”. ¿Está usted de acuerdo?
Totalmente, considerando el argumento desde una perspectiva amplia, que es el sentido que se le intuye. Por ejemplo, una alta frecuencia de pensamientos negativos a menudo se relaciona con tristeza, ansiedad, apatía, depresión e incluso con procesos biológicos y fisiológicos alterados.
De la misma manera, la producción de pensamientos positivos tiene una incidencia determinante en nuestra forma de percibir la realidad y también en la forma en que los demás nos perciben, lo cual es indicativo de nuestra capacidad para cambiar el mundo que nos rodea.
- ¿Qué sucede con nuestra parte más racional si dejamos que nos controle la parte más emocional?
Desde hace siglos en nuestra cultura tenemos esta perspectiva dualista que enfrenta a razón y emoción. A menudo hablamos sobre dos tipos de perfiles de comportamiento: el primero es impulsivo, se deja llevar por las emociones; el segundo, analítico, se deja guiar por la razón. En realidad, este dualismo no existe.
Cuando imparto alguna charla introductoria suelo comenzar por la teoría equivocada de las emociones. Esta teoría que ha sido profusamente aceptada y difundida en nuestra cultura desde los tiempos de la Antigua Grecia con Aristóteles y Platón, pasando por la Edad Media, por Descartes, y expresada en innumerables producciones culturales desde hace siglos.
Lo cierto es que nuestro sistema de razonamiento se desarrolló como una extensión a partir del sistema emocional. Las personas que suelen tomar buenas decisiones no lo hacen porque mantienen sus emociones a raya, sino porque se apoyan en lo que su sistema emocional les transmite. Las emociones son la clave del razonamiento.
- ¿Dónde está el equilibrio?
Bueno, creo que todos hacemos lo que podemos para manejar nuestras emociones. No importa si nuestro perfil es a veces más reservado y nos contenemos, o si habitualmente es más impulsivo. El equilibrio está en relativizar un poco las cosas. Si todo va bien disfruta, y si se complica en algo o con alguien ya se pasará, no es el fin del mundo.
Una exprofesora mía decía “no hay mal que cien años dure” siempre que nos abatíamos por algo, y estoy seguro de que esa actitud que proyectaba nos sirvió a muchos para aprender a quitarle hierro a las cosas.
"La edad es un factor clave por la experiencia acumulada".
- ¿Hay alguna forma de calcular la inteligencia emocional?
Existen muchos instrumentos para medir la Inteligencia Emocional, pero los que son realmente buenos se elaboran en base a una teoría consolidada, presentan unas propiedades psicométricas adecuadas y se aplican de acuerdo a unos criterios previamente definidos. O lo que es lo mismo: tienen una base teórica sólida, han sido ampliamente testeados y miden lo que realmente dicen medir.
Creo que lo mejor para obtener una medición adecuada es consultar a alguien con formación específica.
- ¿Qué beneficios tiene para las escuelas el aprendizaje emocional?
Mejora la interacción entre las personas. Existe un estudio científico muy relevante que se inició en 1938, de hecho es el estudio más largo de la historia (75 años y todavía continúa). El Estudio sobre el Desarrollo en Adultos de la Universidad de Harvard se ocupó de analizar la vida de más de 700 personas a medida que iban creciendo. También estudió la vida de sus hijos y de sus familias.
Tras varias generaciones de investigadores asignados, cientos de miles de horas de análisis y decenas de miles de páginas escritas, el mensaje principal es que las buenas relaciones nos hacen más felices y saludables. Si hay una receta para ser feliz está en las relaciones interpersonales. Así que es fundamental que manejemos nuestras emociones con versatilidad, puesto que son la clave de una buena comunicación.
- Un consejo para los profesores.
No acepten consejos de quien se ofrezca a dárselos. Por lo general no tienen ni idea.