En este post os hablaremos de los efectos de algunos de estos malos hábitos: trastornos musculoesqueléticos.
Trastornos Musculoesqueléticos y la Prevención de Riesgos Laborales
Se definen los Trastornos Musculoesqueléticos como el conjunto de lesiones y síntomas que afectan a nuestros huesos, músculos, articulaciones, tendones, ligamentos, nervios y vasos sanguíneos.
Los trastornos musculoesqueléticos objeto de este post serán los inducidos o derivados del trabajo realizado y las condiciones en que lo desarrollamos. En las últimas décadas ha aumentado el número de casos de forma extraordinaria, se trata de la enfermedad profesional más común en los países industrializados.
Los factores de riesgo de padecer TME son de naturaleza diversa:
- Factores físicos: cargas o aplicación de fuerzas, malas posturas (forzadas y/o estáticas), movimientos repetitivos, vibraciones; etc.
- Factores psicosociales: falta de autonomía, falta de apoyo social, monotonía, estrés o insatisfacción laboral.
- Factores individuales: historia médica, capacidades físicas, edad, dieta, tabaquismo; etc.
La exposición conjunta a dos o más de estos factores incrementan la posibilidad de sufrir TME.
Las lesiones musculoesqueléticas más frecuentes entre los trabajadores son:
- TME en el cuello y hombros: Síndrome de Tensión Cervical, Tortícolis, Hombro Congelado.
- TME en brazos y codo: Epicondilitis (Codo de Tenista), Epitrocleitis (Codo de Golfista), Bursitis del Codo, Síndrome del Pronador Redondo, Síndrome del Túnel Radial, Tenosinoviits del Extensor.
- TME en la mano y la muñeca: Síndrome de DeQuervain, Síndrome del Túnel Carpiano, Síndrome del Escribiente, Síndrome del Canal de Guyon, Dedo en Maza, Contractura de Dupuytren.
- TME en la columna vertebral: Hernia Discal, Fractura vertebral, Dorsalgia, Lumbalgia aguda, Lumbalgia crónica, Lumbago agudo, Lumbo-ciatalgias, Cifosis.
- TME en los miembros inferiores: Rodilla de fregona, Tendinitis del tendón de Aquiles.
Métodos para mejorar los trastornos derivados de las condiciones de trabajo
El trabajador dispone de dos posibilidades para mejorar su físico en relación al tipo de trabajo que realiza. Una, parte de la Prevención de Riesgos Laborales, a través de formación específica, cualquier persona ocupada debe saber a qué riesgos se somete en el ejercicio de su puesto de trabajo, y en base a ello, aplicar las medidas que marca el servicio de prevención de la empresa para minimizar los riesgos.
Estas acciones de prevención incluyen el uso de EPIs, actuar de acuerdo a los protocolos marcados, realizar el trabajo según las recomendaciones posturales y no desatender los descansos necesarios para evitar sobrecargas físicas.
Por otra parte, y ante trastornos ya sufridos nos queda la aplicación de técnicas de fisioterapia y de ejercicio físico. Una de las técnicas con mejores resultados es el método Pilates. Su creador, Joseph Hubertus Pilates, lo bautizó como “Contrología” y se trata de un método de ejercicio físico basado en el entrenamiento de la mente y el cuerpo, simultáneamente, mediante la respiración.
Basado en ocho principios fundamentales (Alineación, Centralización, Concentración, Alargamiento axial, Control del centro, Precisión, Fluidez y Respiración), su objetivo es alcanzar el equilibrio muscular, reforzando los músculos débiles y alargando los músculos acortados; es decir, flexibilizar y fortalecer la musculatura del cuerpo de forma armónica, adquiriendo de este modo correctos hábitos posturales.
A la vista de lo anterior, podemos deducir que el método Pilates constituye una disciplina idónea para la prevención de los trastornos musculoesqueléticos, ya que con su práctica se desarrollan una serie de ejercicios que ayudan a mantener y corregir la postura corporal, (fundamental para una espalda sana), se adquieren patrones de movimiento más sanos y se favorece la capacidad de concentración. Además se aprende a realizar una correcta respiración, la cual nos ayudará a controlar el movimiento y proporcionar una mayor oxigenación a los órganos y músculos de nuestro cuerpo.
Desde Femxa os animamos a realizar deporte de modo moderado, con el objetivo de mejorar la salud y prevenir afecciones físicas y psíquicas, pero también a conocer exhaustivamente los riesgos inherentes a vuestro puesto de trabajo. Para ello, lo ideal es formarse y adquirir los conocimientos normativos y de aplicación de la PRL de modo general, y en el sector laboral de cada uno. En este sentido os recomendamos cursar alguna formación del área de Prevención de Riesgos Laborales y poner en común con el delegado de Riesgos en la empresa y con Recursos Humanos esta posibilidad.