Actualmente, muchas personas sienten que sufren de ansiedad, sobre todo cuando vuelven a casa del trabajo, en momentos de estrés y cansancio.
Esto suele deberse a la intención de disminuir nuestras emociones y sensaciones. La búsqueda de poder sepultar algo que no nos resulta agradable con sensaciones placenteras como son los estímulos de los alimentos.
Nadie suele tener como alimento emocional la lechuga o un pescado hervido. La mayoría de las veces son alimentos ricos en grasa, en sal, en especias, con textura crujiente o blanda (chocolate, hamburguesas, golosinas, queso, pan…).
Los alimentos con componentes amargos producen emociones negativas y rechazo. Para que tenga lugar esta respuesta, ha de valorarse el alimento de forma afectiva.
¿Qué es la alimentación emocional?
La alimentación emocional se conceptualiza como “comer en respuesta de algún evento o estado de ánimo”, que habitualmente, suele ser de carácter negativo.
Así, las situaciones de estrés, las preocupaciones, y la tensión o ansiedad se relacionan con el hecho de comer para tranquilizarnos.
Pero, ¿cómo podemos evitar comernos nuestras emociones?
Podemos diferenciar e identificar qué tipo de alimentación emocional estamos desarrollando en ese instante.
Tipos de alimentación emocional:
Física:
- Es gradual (aparece poco a poco).
- No deseas comer nada en concreto (te da igual comer lentejas que ensalada).
- Sentimos rugir nuestro estómago.
- Puede esperar (si tu turno de trabajo finaliza más tarde, no ocurre nada).
- Dejas de comer cuando sientes saciedad.
- No nos genera malestar ni remordimientos tras la ingesta.
Emocional:
- Aparece de repente.
- Es urgente (podemos ir a un establecimiento a comprarlo en ese instante).
- Deseas comer algo específico y no puede ser otra cosa.
- Deseo mental por su textura, color, sabor, olor…
- Empacho en pocos momentos.
- Falta de consciencia a la hora de comer.
- Emociones desagradables como la culpa o insatisfacción tras la ingesta.
Social:
- Presión social (te obligan a probar un alimento que no quieres).
- Influencia y sentimiento de culpa (beber alcohol en una fiesta cuando no queremos para ser parte del grupo).
- Hay pocas opciones para elegir (un cumpleaños en una pizzería).
- Asociación de momentos y sensaciones con alimentación placentera (el famoso ¡me lo merezco!).
¿Cuándo aparece?
- Al finalizar el horario laboral.
- Llegar a casa tras un largo día.
- Después de cenar.
- Antes de comer.
- Media mañana en el trabajo.
- Durante la tarde estando la casa vacía.
¿Cómo aparece?
- Antojo (debido al cansancio, aburrimiento o estrés).
- Impulso (búsqueda del alimento y esfuerzo por conseguirlo).
- Atracón (ingesta sin control de cantidades o tipo de alimentos).
- Bajón emocional y físico (sentimiento de culpa, empacho, malestar, tristeza).
¿Por qué ocurre?
- Llegamos a casa cansados.
- No comer nada en horas.
- No tenemos alimentos saludables.
- Horarios cambiantes.
- Responsabilidades diarias.
- Tener personas dependientes.
- Rupturas amorosas.
- Pérdida de un ser querido.
- Traumas de la infancia.
- Baja autoestima.
- Influencias sociales.
- Aburrimiento.
¿Tiene algo que ver nuestra educación en nuestra manera de comer?
Es, sin duda, el origen principal. Tener una infancia infeliz, la costumbre de “acabar el plato” para obtener un postre como premio, falta de afecto, etc.
Entonces, ¿Cómo podemos redirigir nuestros sentimientos?
Lo primero de todo, buscar el origen de esa ansiedad, asociación o respuesta a un momento concreto. Suele ser complicado, pero también muy efectivo.
Lo segundo, pedir ayuda a un profesional de la salud. No debemos tenerles miedo, nos darán herramientas muy valiosas para aprender.
Y, por último, estar dispuesto/a a buscar una solución por un buen motivo, tu salud mental y física.
Mientras, puedes poner en prácticas estas tareas para que tu proceso sea más llevadero:
- Organización de comidas.
- Distraerte (pasear, leer, pintar...).
- Relaciones sociales (no olvides que son un apoyo importante).
- Beber infusiones, cafés, agua...(no siempre es hambre lo que tienes).
- Ejercicio físico (natación, baile, montar en bicicleta, etc...).
Recuerda que la alimentación siempre va a estar asociada a algo emocional, sea un recuerdo, una situación, un lugar y un sentimiento o sensación.
Por eso, no es fácil aprender a gestionar nuestras emociones, al igual que muchas veces no encontraremos fácilmente el origen de esa conducta alimentaria.
Sin embargo, te invitamos a ser consciente de cada ingesta que realices, ya sea en casa tomando un buen desayuno, un aperitivo con amigos y familiares o un vaso de leche con galletas antes de dormir.
Te aconsejamos que siempre tengas estas palabras en tu mente:
Y, si quieres comenzar a realizar una compra más saludable, aquí te dejamos algunos consejos:
Como hemos visto existen varias formas de comer alimentos, tanto de manera física, como emocional. Es muy importante formarse y estar permanentemente actualizado en este ámbito de la salud. Es recomendable dar herramientas a las personas que nos pidan ayuda en nuestra consulta. Por eso, en Femxa te aportamos el curso gratuito de Salud, nutrición y dietética, con el que podrás ampliar tus conocimientos sobre esta rama profesional.